Existen muchas causas para la pérdida auditiva las cuales podemos clasificar en dos grandes grupos de acuerdo a su origen.
Por un lado, tenemos las causas Congénitas, aquellas donde la pérdida de audición proviene desde el desarrollo embrionario y esta puede ser detectada en el nacimiento o tiempo después.
Este tipo de pérdida auditiva puede obedecer a factores hereditarios, también complicaciones y/o infecciones durante el embarazo, asfixia en el parto, fuertes medicamentos o drogas en periodo de gestación, etc.
Por otro lado, tenemos las causas adquiridas que pueden desencadenar una pérdida auditiva a medida que pasan los años.
Esta se desarrolla por factores externos como lo es un traumatismo (accidente), infecciones en el/los oído/s como lo es una otitis, medicamentos con alta ototoxicidad, la constante exposición a ruido, obstrucción del conducto auditivo por cuerpos extraños, o bien por factores propios como la degeneración natural del oído interno y vía auditiva, enfermedades crónicas de base como lo es la diabetes e hipertensión arterial, entre otras.